
Cuando nos sucede imprevisto o una determinada experiencia muchas veces nos produce un aprendizaje que tal vez lo tomemos esa experiencia como "lección" para tener en cuenta la próxima vez que volvamos a realizar algo. En una cátedra se había pedido realizar una clase de a dos, una daba la clase una mientras la otra tenía el rol de observadora, después de 15 minutos la observadora daba la clase. Las dos habían justamente preparado el mismo tema tenían los mismos alumnos, pero sucedieron situaciones distintas. En la primer clase todos participaban y eso ayudo a llegar a los 15 minutos de clase, en la otra clase que fue un día después, nadie participaba, esto produjo cierta decepción de la que estba dando la clase y lo planteó. Ella estaba segura de que todos participarían como había sucedido en la clase de su compañera. Todos les dijeron que su clase estubo muy bueno que estaban entendiendo bien el tema pero no les salía como responder.
Esto me lleva a tener en cuenta lo que plantea Edgar Morín en "Los siete saberes necesarios para la educación del futuro" En el estudio de lo humano del ser humano analiza tres bucles: cerebro / mente / cultura; razón / afecto / impulso; individuo / sociedad / especie. Al terminar este capítulo dice que “somos seres infantiles, neuróticos, delirantes siendo al mismo tiempo racionales.
Tener en cuenta la unidad compleja del ser humano como en este caso los alumnos que frente a la clase de un mismo tema y buena relación con ambas que dieron su clase tuvieron reacciones diferentes. Tener en cuenta la complejidad también implicaría la comprensión, comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de proyección para poder entender las actuaciones, actitudes de las personas.
1 comentario:
Es cierto este pilar me parece básico y es algo a los que nos enfrentamos continuamente como docentes. La complejidad, tenemos todos los días situaciones diferentes que debemos afrontar, es todo un desafío. Por eso no podemos dejar a un costado y dar por dado algo
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